viernes, 19 de agosto de 2016

ENTRA LA CABALLERÍA PESADA

Después de divertir a un público que llenaba estadios escuchándolo decir que debían volver a recuperar el país -take our country back-, y soltaba una diatriba larguísima con insultos y propuestas desorbitadas: construirá un enorme muro para evitar la entrada de mexicanos indocumentados, usurpadores, violadores y portadores de drogas y armas; prohibirá la entrada de musulmanes; acabará con los tratados de libre comercio; hará que las industrias estadounidenses que operan fuera de su país paguen fuertes impuestos; acabará con la OTAN, y se acercará a Rusia pues es muy cuate de Putin.

Electo por el partido republicano, Donald Trump entra a la segunda y más importante sección de la contienda presidencial de Estados Unidos y presta atención a su equipo de campaña: 

      "Sr. Trump", le dicen, "usted debe parecer más presidencial". 

Haciéndoles caso ya no improvisa sino que empieza a leer largos discursos con un seudo programa de gobierno en sus distintas facetas. Pero su presidencialismo aburre a un público que iba a escuchar sus salidas soeces, ataques groseros, incoherentes, racistas o incorrectos: estaba encantado de oír las sandeces del payaso que lo entretiene en el escenario.

Ahora parece que la estrella de Donald Trump empieza a debilitarse. Las encuestas observan una caída estrepitosa en su popularidad y Hillary Clinton se empieza a sentir ya vencedora en los comicios de noviembre.

Obviamente preocupado, Trump corre a los empleados que sugerían la forma más correcta de hablar de lo sustantivo en un presidente y leer lo que sería su política y programa como líder del país más poderoso del mundo y decide que seguirá siendo Trump que es lo que le gusta a su público -y a él. 

Entran al quite Kellyanne Conway Trump,  primera mujer que dirige una campaña presidencial en Estados Unidos. Según los conocedores será su compañera de viaje, piensa como él y la aprecia. 

El segundo en cuestión es Steve Bannon, primero en acuñar la frase take our back y considerado una fuerza de la naturaleza parecido a Trump. Nacionalista hasta decir basta, siempre está enojado, odia a los liberales y ha ganado un Oscar como productor de cine. 


 Let Trump be Trump

En sólo dos días se nota el cambio de equipo. Su discurso es el de antes pero pide algunas disculpas y es más ordenado.

Hay que agarrarse. El asunto se va a poner muy pesado en estos dos próximos meses y a nosotros nos toca al ladito. 

¿No sería ya el momento de que los mexicanos entremos al contraataque?