domingo, 15 de diciembre de 2013

FELICES PASCUAS

. . . o sea Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo.

Mi abuela nos cantaba villancicos en Navidad y entre ellos ahora recuerdo más el de
La Pascua se va y se viene,
Ella se viene y se va,
Y nosotros nos iremos
Y no volveremos más.
 
Pero no es cierto. La abuela sigue ahí y canta:
Voy a cantar una copla
por arriba de una mesa
pa´que Dios le de salud
a nuestra abuela Teresa
Dale a la zambomba
Dale sin parar
Dale a la zambomba
Dale, dale ya.
 
Momentos para recordar y, con hijos y nietos, hermanos y hermanas, sin duda recordamos.




viernes, 6 de diciembre de 2013

LOS AVIONES Y YO

El problema es que ya no me cuezo al primer hervor y mis búsquedas de vuelos baratos por internet me llevan a unos errores bastante lamentables.
Por ejemplo, en mi reciente visita a Boulder donde vive mi hija Eugenia, escogí un viaje en United Airlines que, según yo, era directo. Pues no señora: en este viaje de ida y vuelta al pueblo vía Denver -que está a una hora de mi destino- me pasé 9 horas, también de ida y de vuelta.
¿Cómo?, se preguntarán. Pues tardíamente me di  cuenta de que el primero tenía una parada de 3 horas en San Francisco y el segundo otra de 4 en Houston y salía a las 7:30 de la mañana con la cual hube de levantarme a las 4:30. (También hay que contar con que los aviones se retrasan y la conexión significa una carrera de obstáculos para llegar con tiempo a ella.)
Otro asuntito: ya sabemos que hay que pagar por todo además de lo que cuesta el vuelo. Las maletas cuestan 40 dólares, sólo te ofrecen un café o una coca cola y pasan unos paquetitos con galletas, "tapas" o gomitas que cuestan al rededor de $9.
Por si usted tampoco se ha dado cuenta, ahora tenemos ingresar al aparato a través de una de cinco filas y, mientras más lejos esté nuestro asiento de la entrada, menos espacio habrá para nuestra maletita y mayor será el peligro de que eso que guardamos especialmente en ella porque es frágil, acabe metiéndose junto a todo ese equipaje que se avienta sin piedad al avión. Por supuesto que los asientos de adelante cuestan 40 dólares más que los de atrás.
Pienso que ya debo viajar en primera.

CHRIS MATHEWS

Chris Matthews tiene un programa llamado Hardball en MSNBC -la estación televisiva estadounidense que según muchos es lo opuesto de FOX, la cadena más de derechas del vecino país del norte- donde comenta los acontecimientos políticos de Estados Unidos de manera singular. Entre interrupciones y trompicones, Matthews no esconde sus opiniones en voz fuerte y entrevista a personajes de la política y comentaristas afines y contrarios de acuerdo con su visión de demócrata católico que no esconde pero de ninguna manera explota. Confieso que a mi me simpatiza y trato de no podérmelo.
Ayer por la tarde se colgó una medalla al lograr una entrevista con el presidente Obama ante el auditorio estudiantil de la American University de Washington D.C..
Sin ambages,  el comentarista "vendió" la entrevista ante la Casa Blanca con el propósito de que el mandatario expusiera su interés en que la gente joven se sumara a su programa de salud pues, para que el programa funcione como se tiene pensado, es necesario que este segmento de la población ingrese a él. No es caro y, sólo al sumar a la juventud, se podrá asegurar la salud a todos los estadounidenses pues, curiosamente, hasta la aprobación de la ley -llamada por sus detractores Obama Care-, el país más poderoso del mundo no contemplaba la seguridad social universal para la población.
En la primera parte de la entrevista, un Matthews visiblemente nervioso, dejó que el mandatario expusiera los beneficios del programa de manera acartonada poco frecuente en él y produjo señalamientos de la dificultad del puesto, entre estos, el asedio de los medios y la enjundia de los republicanos.
Sólo en la segunda parte, en que el entrevistador se salió del tema de la salud y entró en el de la política, el presidente se aflojó y volvió a ser el Obama que se conoce con admiración.
Por desgracia, los estudiantes no participaron y, lamentablemente, creo que Matthews no tuvo el éxito que deseaba.