viernes, 6 de diciembre de 2013

LOS AVIONES Y YO

El problema es que ya no me cuezo al primer hervor y mis búsquedas de vuelos baratos por internet me llevan a unos errores bastante lamentables.
Por ejemplo, en mi reciente visita a Boulder donde vive mi hija Eugenia, escogí un viaje en United Airlines que, según yo, era directo. Pues no señora: en este viaje de ida y vuelta al pueblo vía Denver -que está a una hora de mi destino- me pasé 9 horas, también de ida y de vuelta.
¿Cómo?, se preguntarán. Pues tardíamente me di  cuenta de que el primero tenía una parada de 3 horas en San Francisco y el segundo otra de 4 en Houston y salía a las 7:30 de la mañana con la cual hube de levantarme a las 4:30. (También hay que contar con que los aviones se retrasan y la conexión significa una carrera de obstáculos para llegar con tiempo a ella.)
Otro asuntito: ya sabemos que hay que pagar por todo además de lo que cuesta el vuelo. Las maletas cuestan 40 dólares, sólo te ofrecen un café o una coca cola y pasan unos paquetitos con galletas, "tapas" o gomitas que cuestan al rededor de $9.
Por si usted tampoco se ha dado cuenta, ahora tenemos ingresar al aparato a través de una de cinco filas y, mientras más lejos esté nuestro asiento de la entrada, menos espacio habrá para nuestra maletita y mayor será el peligro de que eso que guardamos especialmente en ella porque es frágil, acabe metiéndose junto a todo ese equipaje que se avienta sin piedad al avión. Por supuesto que los asientos de adelante cuestan 40 dólares más que los de atrás.
Pienso que ya debo viajar en primera.

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