miércoles, 29 de enero de 2014

INFERNO

 
Pasé el fin de año en Nueva York, con un frío horrible que no invitaba para nada a caminar, de manera que el cine fue un buen recurso al igual que la lectura. Había terminado de leer lo que llevaba para el viaje y de repente, en el departamento de mis amigos, me encuentro con un volumen generoso en páginas que resultó ser el último libro de Dan Brown titulado INFERNO.
Cuando leí de corridito el Da Vinci Code me divertí muchísimo, no así con Ángeles y Demonios, pero, bueno, para pasar el rato, el simbólogo si lo es, de manera que me puse a leerlo.
Pues sí, se trata del Infierno de Dante y de cómo el Profesor Langdon, a través de los símbolos que encuentra, va descubriendo el entramado maléfico de un genio que a todas luces pretende acabar con el mundo mundial.
No les digo por qué por si quieren leerlo, pero la tesis Malthusiana entra en juego de inmediato y aquello que a los economistas en ciernes nos enseñaban como una patraña superada totalmente por el genio e ingenio de los mortales ya no es tal.
Conforme se va leyendo esta larga novela, la reflexión en la que hemos de parar es que el hambre y la sed de millones es patente para todos, no sólo para quienes la sufren. Las guerras intestinas en África y las barcazas de sus habitantes tratando de llegar al continente europeo; los guetos que los reciben, la ayuda humanitaria que debe proporcionarse y no alcanza. . .En nuestro mundo, los miles de paisanos y centroamericanos que desafían el peligro de "la Bestia" para cruzar al "país de las oportunidades" que los acosa y construye bardas para evitar su paso.  
Pues sí, es el Infierno del Dante y también el nuestro.

 

ENTRAÑABLE ES LA PALABRA

 
Hace algún tiempo salí al vestíbulo del Museo de Antropología donde acababan de hacerle un homenaje o darle un premio a José Emilio Pacheco. José Emilio andaba sólo por ahí y supuse que no deseaba que nadie lo molestara pues, con la modestia que siempre lo caracterizó, las felicitaciones podían abrumarle.
Así pensándolo, me dirigí a Cristina para enviarle el saludo, el abrazo y la felicitación pero Cristina me dijo: "¿Por qué no se los das tu?"
Con su venia, hice lo propio y la corta plática fue encantadora como siempre, Cariñoso, como siempre.
Pero entrañable es la palabra que más se acerca al poeta que siempre vamos a echar de menos.

martes, 28 de enero de 2014

LLORA QUE LLORA POR LOS RINCONES

No, no se trata de La Zarzamora sino de Rocío, mi mano derecha en Yautepec, Morelos. Pareciera que todos los males conspiran para centrarse en ella: la muerte de su madre; Sebastián, su esposo está saliendo del dengue que asola a la región y, lo que más le preocupa, la inseguridad amenaza al pueblo.
Me comenta que hay mucho secuestro, que se avisa de un toque de queda desde las 8:00 de la noche y que a la hija de 19 años de su vecina se la llevaron de la puerta de su casa y la mataron.

Su hija Mariela debe llamarla al llegar y salir de la escuela y si se tarda un poco, Rocío está llamándola de sin cesar (cosa que además le está saliendo muy caro).
El sábado hubo una Marcha por la Paz de Yautepec. "Desesperación en Yautepec por ola de secuestros", reza el encabezado de La Jornada de Morelos del 26 de enero que señala que "Policía Acreditable y del Mando Único toman el control de la seguridad".
En el programa de Denise Maerker, escucho en el momento que esto escribo al Procurador Murillo Karam explicando la nueva estrategia para enfrentar la epidemia de secuestros que asola a muchos estados de la República. En seguida volverá a hablar el Secretario de Gobernación, cosa que se está haciendo costumbre. (Marco normativo, estrategias y coordinación de distintas instancias gubernamentales se señalan.)
En Michoacán se anuncian capturas de algunos Templarios y ya se está aceptando la reglamentación de las acciones de las "autodefensas" que tramitan el uso de sus propias armas.
Dadas las medidas que se están tomando, la esperanza de soluciones vuelve a asomarse en nuestro horizonte.

martes, 14 de enero de 2014

EL ESTADO Y LA CULTURA

Finalizando el año 13, el diario El País publicó un artículo de Juan José Millás que constata lo que muchos "agremiados" de la cultura hemos ido pensando hace ya algún tiempo.  

Dice Millás (y mis disculpas por reducir el tipo de letra cuando debe ser mayor que el de la que esto escribe):

Cuando leo o escucho que baja el “consumo cultural”, estiro las orejas como un perro. Hay más cosas que hago como un perro, pero no sé si tienen que ver con la cultura. El caso es que la expresión “consumo cultural” me pone nervioso, como si se tratara de una contradicción en los términos. O es consumo o es cultural, me digo. Veamos: esa persona que en este mismo instante se encuentra en la cama de la habitación de un hotel leyendo Crimen y castigo, ¿está consumiendo realmente el libro? ¿Lo consume al modo en que consumo yo energía eléctrica al encender la luz, al modo en que consumo una conserva al abrir una lata de berberechos, al modo en el que consumo un pequeño electrodoméstico al exprimir una naranja? ¿Está consumiendo la novela como el adolescente que consume la paciencia de los padres, como el cincuentón que consume para cenar un yogur griego con pipas de calabaza, como el que se compra un rolex de oro? ¿Podríamos decir que esa persona es usuaria de la novela de Dostoievski al modo en que se es usuario de un campo de golf o de una tarjeta de crédito?

Un sistema filosófico, en fin, no es un bien consumible.

. . .repasé las noticias de los últimos meses relacionadas con el estado de la cultura. Todas, sin excepción, hablaban de los recortes económicos en un intento desesperado de cuantificar económicamente lo incuantificable. Naturalmente que hay una relación entre el dinero circulante y los bienes de consumo. ¿Pero debemos darle a la cultura y a la educación el tratamiento de un bien de consumo? No lo creo, porque en ese mismo instante las reducimos a la categoría de lo prescindible. Si en épocas de crisis, viene a decirnos el ministro de Cultura, prescindimos del coche o de cenar fuera los sábados, ¿por qué no reducir también el consumo de Quevedo, de Flaubert, de Walter Benjamin, de Chejov o de Hitchcock? Ahí está la trampa. La incógnita de por qué hoy somos más burros que ayer pero menos que mañana no se despeja con una ecuación convencional. Tal vez los recortes que el Gobierno actual está aplicando a la formación humanística y, en general, a la cultura, no sean el origen de nuestras carencias educativas, sino su consecuencia. Lo hace porque puede. Lo hace porque nos puede. Nos puede porque nos hemos quedado sin discurso.

Pese a estar totalmente de acuerdo con lo anterior, cuando se trata de buscar obtener un mejor presupuesto del Estado para el sector cultural -sea su apologista el Secretario de Educación o el Presidente de Conaculta- con la venia del Congreso, nos vamos por lo más fácil para que la argumentación no entre por un oído y salga por el otro. Todo va a ser más importante que la cultura y todo merece un aumento de presupuesto menos esta última. 
 
Y sí, los allegados de la cultura-más bien los burócratas de esta- hemos tendido a hablar de la generación de actividad económica: del número de empleados por el sector, de su importancia para la educación del pueblo, de la necesidad de apoyo a los literatos, los editores y los lectores, a los actores y asistentes al teatro o auditorios de cine y televisión, los músicos, los amantes de la música y las ventas de discos o la piratería.

Es más, los que hemos incursionado en la promoción cultural allende las fronteras, estamos plus cuan seguros de que esta promoción "vende" mejor a México que las notas sobre asesinatos, extorsiones, asaltos, secuestros, y carteles de la droga y demás.

No obsta para que conste que lo sentado por Millás debe estar en el centro de la discusión.

viernes, 10 de enero de 2014

LA CARTA

La primera plana del New York Times del 29 de diciembre, fecha en que escribo esta entrada, nos regala un artículo de Damien Cave titulado "Un Empleado del Gobierno de México pone a Prueba el derecho de Asilo en Estados Unidos".
El artículo relata la forma en que las cartas  del C. Ramón Contreras Orozco, jefe de tenencia del pueblo de La Ruana, Michoacán, han puesto en jaque al servicio de Seguridad Interna de Estados Unidos (Homeland Security), -y yo diría que al propio México- en cuanto a las peticiones de asilo se refiere debido a la inseguridad que sufren los habitantes de la región por el acoso inclemente de los "Caballeros Templarios".
El empleado municipal Contreras Orozco, comenta Cave, envía sus cartas para tratar de ayudar a todos aquellos que piden asilo en Estados Unidos a causa de la violencia del cartel mencionado. Las suplicas de los mexicanos ya superan con creces las de los centroamericanos y se han triplicado el año pasado: de 13,800 en 2012 a 36,000 en 2013. 
En su pequeña oficina, Contreras sólo "verifica la realidad" y señala que no está haciendo nada ilegal. 
Mientras los funcionarios mexicanos se angustian con lo que ocurre, los estadounidenses llegan a considerar que los criminales están abusando del derecho de asilo y lo utilizan para burlar la justicia y desaparecer al menos unos años. A la corta o a la larga, sólo el 1% de las peticiones enviadas por los mexicanos se aceptan, esto es, 126 personas.
Reconociendo que el derecho de asilo suele referirse solamente a casos de asilo político, la situación nos lleva a pedir auxilio a quien se deje y nos queda esperar que México proteja al Ciudadano Contreras y le agradezca su empeño.