¿No tinc por? Yo sí.
Ese miedo se desvanece con la enormidad de la marcha en Barcelona en contra del terrorismo y el canto de García Lorca a La Rambla, pero acaba en llanto con el lamento de Casals que me sigue sonando en los oídos varias horas después.
Y el huracán que cubre el estado de Texas en la Unión Americana es una nimiedad frente al que enfrenta el mundo con un dirigente que con un dedo y un tweet puede acabar con millones de personas.
Yo sí tinc por.
Temo por mis hijos y mis nietos; temo por un mundo inerme que, a pesar de hacer eco, difícilmente puede acabar con las bestias.
Habrá que escuchar sólo los cantos pero no olvidar los lamentos.
Ese miedo se desvanece con la enormidad de la marcha en Barcelona en contra del terrorismo y el canto de García Lorca a La Rambla, pero acaba en llanto con el lamento de Casals que me sigue sonando en los oídos varias horas después.
Y el huracán que cubre el estado de Texas en la Unión Americana es una nimiedad frente al que enfrenta el mundo con un dirigente que con un dedo y un tweet puede acabar con millones de personas.
Yo sí tinc por.
Temo por mis hijos y mis nietos; temo por un mundo inerme que, a pesar de hacer eco, difícilmente puede acabar con las bestias.
Habrá que escuchar sólo los cantos pero no olvidar los lamentos.