A lo largo de más de treinta años, en la casa de Yautepec el acervo fue creciendo sin ton ni son.
El cúmulo de libros buenos y malos, interesantes y entretenidos así como aquellos que no podían tirarse por el momento por ser acto de lesa majestad o motivo de los intereses de alguno de sus habitantes llenaron varios libreros de buen tamaño. Sí, desde la buena literatura, las biografías, libros de arte, o de historia hasta la novela policíaca y de los informes presidenciales pasando por libros de finanzas, política y mujeres famosas, estos volúmenes han hecho allí su nido como las olas del mar -recordando Veracruz en labios de Agustín Lara.
Y bien podría ser el mar pues lo acumulado también ha guardado humedad. . . que hace daño. . .que da pena y que acaba . . .por destruirlos, por no hablar de la polilla que también hace estragos en muebles, ventanas y puertas.
Tirar libros para mí es pecado, de manera que acudí a la biblioteca del pueblo cuyo encargado, sin siquiera verlos, decidió que ya tenía demasiados libros y no tenía ninguna necesidad de albergar los que nosotros le regalábamos.
Y así pasaron los años y algunos volúmenes muy preciados dejaron de existir.
Ya rebasada tanto por la polilla como por las goteras y la humedad acudí a Cristina Faesler, Secretaria de Cultura de Morelos pensando que ella y Graco Ramírez, su apreciado Gobernador, tendrían interés de hacer hueco para estos libros en alguna de las bibliotecas del Estado Libre y Soberano de Morelos y, finalmente, no sin ausencia de un lagrimón, los vi partir hacia Cuernavaca el sábado pasado.
Ojalá sean de utilidad e interés para quienes habrán de recibirlos.
El cúmulo de libros buenos y malos, interesantes y entretenidos así como aquellos que no podían tirarse por el momento por ser acto de lesa majestad o motivo de los intereses de alguno de sus habitantes llenaron varios libreros de buen tamaño. Sí, desde la buena literatura, las biografías, libros de arte, o de historia hasta la novela policíaca y de los informes presidenciales pasando por libros de finanzas, política y mujeres famosas, estos volúmenes han hecho allí su nido como las olas del mar -recordando Veracruz en labios de Agustín Lara.
Y bien podría ser el mar pues lo acumulado también ha guardado humedad. . . que hace daño. . .que da pena y que acaba . . .por destruirlos, por no hablar de la polilla que también hace estragos en muebles, ventanas y puertas.
Tirar libros para mí es pecado, de manera que acudí a la biblioteca del pueblo cuyo encargado, sin siquiera verlos, decidió que ya tenía demasiados libros y no tenía ninguna necesidad de albergar los que nosotros le regalábamos.
Y así pasaron los años y algunos volúmenes muy preciados dejaron de existir.
Ya rebasada tanto por la polilla como por las goteras y la humedad acudí a Cristina Faesler, Secretaria de Cultura de Morelos pensando que ella y Graco Ramírez, su apreciado Gobernador, tendrían interés de hacer hueco para estos libros en alguna de las bibliotecas del Estado Libre y Soberano de Morelos y, finalmente, no sin ausencia de un lagrimón, los vi partir hacia Cuernavaca el sábado pasado.
Ojalá sean de utilidad e interés para quienes habrán de recibirlos.
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