El embajador Carlos Pascual trabaja para su país y, como tal, debe comunicar al Departamento de Estado lo que, según su óptica, está sucediendo en México. Todos los embajadores, de aquí, de allá y de acullá hacen lo mismo sin importar lo que el país de destino piense de sus opiniones. Es su labor y, como se respeta a los nuestros, Wikileaks mediante, debemos respetar a los de los del vecino.
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