miércoles, 4 de julio de 2012

CONUNDRUM


¿Por qué la palabra en inglés? Según mi diccionario, conundrum, significa, entre otras cosas, "cuestión o cosa intrincada", pero para mí, conundrum es onomatopeyicamente más cercana a lo que que quiero indicar.
Intrincada es, no cabe duda, la situación económica del mundo pero es más un conundrum. Vengo de pasar unas semanas en España y no me cabe la menor duda de que la gente está asustada. Si, además, tienen la desgracia de ser desocupados (el 24% de los adultos y más del 50% de los recién egresados de las universidades o instituciones de educación superior) el asunto es grave tanto para ellos como para cualquier gobierno que esté tratando de mejorar la situación, permanecer en una Unión Europea tambaleante y hacerle cuchi cuchi a Angela Merkel.
Parte de ese intrincado problema son las pensiones, asunto me llega directamente y he estado estudiando el asunto en referencia a la segunda versión de mi libro Envejecer no es para Cobardes pues los jubilados, que es mi caso, vivimos con una pensión muy reducida e inferior a las españolas.
Pero también allí se la están viendo moradas porque los jubilados, con una pensión obviamente reducida -aún cuando muy superior a las nuestras- tendrán que pagar parte de sus medicinas. Aquí lo más probable es que las medicinas no estén disponibles.
El caso es que el mundo está envejeciendo, el número de mayores de 60 años crece en todos los países y ya ha comenzado el alud de mayores debido a los baby boomers -nacidos después de la II Guerra Mundial- que empiezan a solicitar sus pensiones.
Si los que permiten acumular fondos para las futuras jubilaciones son los jóvenes que hoy  por hoy están desempleados, ¿qué va a pasar con los fondos de pensiones, si son estos los que aportan a estos fondos ? ("Sofoca a IMSS pasivo laboral de 1.42 billones", indica el diario Reforma del pasado 3 de julio.)
Es más, los jóvenes son los que traen al mundo las mejoras tecnológicas, los mejores productos, incluso nuevas formas de expresar las ideas. Una distinguida profesora de la UNAM me decía que profesores mayores de 80 años no dejan su cátedra porque no tendrían con qué vivir y siguen dando la misma clase durante años. En cambio, los jóvenes que podrían enseñar lo novedoso, lo actual, no tienen cupo en la institución.  
Por otra parte, me pareció espléndido que Sarkozy se hubiera echado el tiro de aumentar la edad de las jubilaciones pese a enormes broncas de los franceses y sentí que era irresponsable que Hollande, nada más llegar, volviera al lugar en que estaban antes.
Por experiencia propia creo que a los 60 años y hasta los setenta y pico bien podemos seguir aportando algo a la economía y no incidir tanto en estos fondos que tanto vamos a necesitar (o ya necesitamos) ya que cada vez vivimos más años (tres décadas más que en 1970).
Como puede verse, hay pros y contras sobre el asunto. Los mayores ya han aportado durante muchos años y merecen una pensión -en España (El País) señalan "No tengo ninguna ayuda y me cobran"  y los jóvenes, cuando tengan empleo -que lo tendrán tarde o temprano- dirán que ellos por qué les tienen que pagar a unos ancianos enfermos que ni conocen.
¿Es o no un conundrum?

 

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