Chris Matthews tiene un programa llamado
Hardball en MSNBC -la estación televisiva estadounidense que según muchos es lo opuesto de FOX, la cadena más de derechas del vecino país del norte- donde comenta los acontecimientos políticos de Estados Unidos de manera singular. Entre interrupciones y trompicones, Matthews no esconde sus opiniones en voz fuerte y entrevista a personajes de la política y comentaristas afines y contrarios de acuerdo con su visión de demócrata católico que no esconde pero de ninguna manera explota. Confieso que a mi me simpatiza y trato de no podérmelo.
Ayer por la tarde se colgó una medalla al lograr una entrevista con el presidente Obama ante el auditorio estudiantil de la American University de Washington D.C..
Sin ambages, el comentarista "vendió" la entrevista ante la Casa Blanca con el propósito de que el mandatario expusiera su interés en que la gente joven se sumara a su programa de salud pues, para que el programa funcione como se tiene pensado, es necesario que este segmento de la población ingrese a él. No es caro y, sólo al sumar a la juventud, se podrá asegurar la salud a todos los estadounidenses pues, curiosamente, hasta la aprobación de la ley -llamada por sus detractores
Obama Care-, el país más poderoso del mundo no contemplaba la seguridad social universal para la población.
En la primera parte de la entrevista, un Matthews visiblemente nervioso, dejó que el mandatario expusiera los beneficios del programa de manera acartonada poco frecuente en él y produjo señalamientos de la dificultad del puesto, entre estos, el asedio de los medios y la enjundia de los republicanos.
Sólo en la segunda parte, en que el entrevistador se salió del tema de la salud y entró en el de la política, el presidente se aflojó y volvió a ser el Obama que se conoce con admiración.
Por desgracia, los estudiantes no participaron y, lamentablemente, creo que Matthews no tuvo el éxito que deseaba.