Para quienes leemos The Economist, la sorpresa fue mayúscula: portada, primera plana y reportaje de 4 páginas ¡dedicados a la prostitución!
Sí, en The Sex Business, la prestigiada revista nos indica "la forma en que la tecnología está liberando a la profesión más antigua del mundo".
Esto si es serio, me dije. Ni en el más guajiro de mis sueños se me hubiera ocurrido ver esto para luego, claro, leerlo, primero con preocupación y después con asombro. Seguro que los articulistas e investigadores se divirtieron de lo lindo cuando veían las caras de sus entrevistados y les decían que venían nada más ni nada menos que de The Economist.
Los gráficos son de lo más ilustrativos. No sólo nos indican que los precios por hora han ido bajando (Going down, ja, ja) en una amplia gama de ciudades que incluyen Tokio, Montreal, Praga, Londres, París, Chicago, Vancouver, Houston, Detroit, Miami, Toronto, Los Ángeles, Atlanta, Sidney, Seattle, Shanghái, San Francisco y ¡Boston!, sino también el tipo de ejemplar solicitado -gordo, flaco, atlético, panzón, rubio, moreno, pelirrojo, largo del pelo, tamaño del busto, raza y precios por cada tipo de "servicio" solicitado -y me perdonan si no incluyo esto.
Después de esta pormenorización de datos, los analistas abundan en las bondades de la tecnología para reducir: el número de "intermediarios" o pimps y madams, zonas de tolerancia, delitos, corrupción entre autoridades, etc. A través de un teléfono celular se tiene, entre otras cosas, una página web con fotografías y registros de salubridad.
Interesados referirse a la edición del 9-15 de agosto de la revista The Economist.
Ah, se me olvidaba: también puede leer un pequeño muy elogioso sobre el Presidente Peña Nieto, sus logros, las reformas aprobadas y la necesidad de mantener el ritmo.
Sí, en The Sex Business, la prestigiada revista nos indica "la forma en que la tecnología está liberando a la profesión más antigua del mundo".
Esto si es serio, me dije. Ni en el más guajiro de mis sueños se me hubiera ocurrido ver esto para luego, claro, leerlo, primero con preocupación y después con asombro. Seguro que los articulistas e investigadores se divirtieron de lo lindo cuando veían las caras de sus entrevistados y les decían que venían nada más ni nada menos que de The Economist.
Los gráficos son de lo más ilustrativos. No sólo nos indican que los precios por hora han ido bajando (Going down, ja, ja) en una amplia gama de ciudades que incluyen Tokio, Montreal, Praga, Londres, París, Chicago, Vancouver, Houston, Detroit, Miami, Toronto, Los Ángeles, Atlanta, Sidney, Seattle, Shanghái, San Francisco y ¡Boston!, sino también el tipo de ejemplar solicitado -gordo, flaco, atlético, panzón, rubio, moreno, pelirrojo, largo del pelo, tamaño del busto, raza y precios por cada tipo de "servicio" solicitado -y me perdonan si no incluyo esto.
Después de esta pormenorización de datos, los analistas abundan en las bondades de la tecnología para reducir: el número de "intermediarios" o pimps y madams, zonas de tolerancia, delitos, corrupción entre autoridades, etc. A través de un teléfono celular se tiene, entre otras cosas, una página web con fotografías y registros de salubridad.
Interesados referirse a la edición del 9-15 de agosto de la revista The Economist.
Ah, se me olvidaba: también puede leer un pequeño muy elogioso sobre el Presidente Peña Nieto, sus logros, las reformas aprobadas y la necesidad de mantener el ritmo.
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