En esta ciudad malhadada, ya son cuarenta y tantas granizadas las que esta temporada de lluvias sin primavera nos ha dejado.
Pues sí, llueve, y como me suele suceder con la lluvia me pongo nostálgica.
Me ayuda hoy que me pongo a ver la película sobre Cole Porter que protagonizara Cary Grant cuya última escena se produce en su universidad: Yale y se entona Night and Day -también título de la película- y, con el drip . . .drip
. . . drip de la canción, mi cabeza me devuelve a mi primer viaje a Europa que terminó en Venecia.
Debía volver a América desde Trieste pero el barco -si, en aquel entonces no era raro viajar en barco- también paraba en Venecia y a mí no se me había perdido nada en Trieste.
En el fresco de Venecia la tarde era gris, estaba a punto de llover y San Marcos estaba vacío pero yo no me iba a perder mi último cárpano en el Florián (¿o sería el Quadri?). Un caballero solícito me hacía plática como buen italiano cuando repentinamente, por la callecita de al lado del reloj apareció un personaje en silla de ruedas acompañado de un nutrido séquito de hombres muy arreglados y vestidos de negro. Pueden haber ido de gris pero y seguramente llevaban impermeable.
La imagen que nunca podré olvidar era verdaderamente cinematográfica. Pienso en ella como en aquellas veces que quisieras haber llevado una cámara y haber tenido el genio o inventiva para transmitir la escena. Más aún cuando pregunté al caballero que me acompañaba quien era el hombre que "cortaba plaza" en forma tan dramática.
"Cole Porter", me contestó.
Pues sí, llueve, y como me suele suceder con la lluvia me pongo nostálgica.
Me ayuda hoy que me pongo a ver la película sobre Cole Porter que protagonizara Cary Grant cuya última escena se produce en su universidad: Yale y se entona Night and Day -también título de la película- y, con el drip . . .drip
. . . drip de la canción, mi cabeza me devuelve a mi primer viaje a Europa que terminó en Venecia.
Debía volver a América desde Trieste pero el barco -si, en aquel entonces no era raro viajar en barco- también paraba en Venecia y a mí no se me había perdido nada en Trieste.
En el fresco de Venecia la tarde era gris, estaba a punto de llover y San Marcos estaba vacío pero yo no me iba a perder mi último cárpano en el Florián (¿o sería el Quadri?). Un caballero solícito me hacía plática como buen italiano cuando repentinamente, por la callecita de al lado del reloj apareció un personaje en silla de ruedas acompañado de un nutrido séquito de hombres muy arreglados y vestidos de negro. Pueden haber ido de gris pero y seguramente llevaban impermeable.
La imagen que nunca podré olvidar era verdaderamente cinematográfica. Pienso en ella como en aquellas veces que quisieras haber llevado una cámara y haber tenido el genio o inventiva para transmitir la escena. Más aún cuando pregunté al caballero que me acompañaba quien era el hombre que "cortaba plaza" en forma tan dramática.
"Cole Porter", me contestó.
2 comentarios:
Cayendoseme la cara de vaerguenza med puso a leerte yme parecio bellisimo tu vuelve a granizar
Cayendoseme la cara de vaerguenza med puso a leerte yme parecio bellisimo tu vuelve a granizar
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