Entre todos los problemas que el Presidente Obama trae encima, uno parece quererse esconder: la discriminación racial. No es que pocos apunten a ella, pero tan pronto se empieza a entrar en el tema, alguien lo acalla. Desde luego no será el primer mandatario de esta nación quien hable de ello.
Ahora bien, como atinadamente señala el folleto Playbill que reparten todos los teatros neoyorquinos, el tema de la discriminación racial acapara un número sin precedente de obras teatrales en esta temporada (Race -que es la que ví yo y recomiendo-, Finian´s Rainbow, Menphis, Superior Donuts y A Steady Rain). Es, dice Playbill una temporada propicia para hablar al público estadounidense moderno. La entrada al escenario de Obama atrae el tema y la contribución del teatro es de aplaudirse. Pone al descubierto un tema subyacente en la sociedad (las sociedades) de este país.
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