Tokio, Seúl, Berlín, Lisboa, Bruselas, Madrid, Milán, Londres, Nueva York, . . .innecesario seguir. Pero, ¿para qué sirve la democracia si no es para responder a los requerimientos de los pueblos?
Y, si no es así, ¿cómo es posible que se indignen en Milán y Roma y sigan votando por Berlusconi; que se enfurezcan en Madrid para que, con toda seguridad, gane el partido que justamente jamás pugnará por mejorar las condiciones de vivienda, trabajo, pensiones o educación de quienes las necesitan; ¿por qué tienen tanta fuerza los republicanos en Estados Unidos cuyos lobbies de Wall Street pagan sus campañas?
¿Qué piensan hacer todas las gentes que se han volcado en las calles en estas últimas semanas -y en Madrid desde mayo? ¿Quién va a solucionar los problemas?
¿Berlusconi?; ¿el PP?; ¿Mitt Romney?
Y, en México, que deberíamos estar más indignados todavía, ¿por quien vamos a votar?
Y, en México, que deberíamos estar más indignados todavía, ¿por quien vamos a votar?
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