martes, 20 de marzo de 2012

SEGURIDAD Y CULTURA

La Jornada del sábado 17 nos trae una sorpresa muy grata: una columna de Carlos Payán que a mí, por lo menos, me hubiera gustado firmar.
"Cultura, dice Payán, tiene que ver con cultivar, con cultivo: sembrar y hacer crecer lo que nos alimenta, lo que hace posible la vida. [ . . .] sobre todo para la juventud, para nuestra juventud mexicana, que al hallar taponada la senda de la cultura que alimenta, la gran cultura, la gran pasión que permite crecer, está optando masivamente por una cultura oscura, destructiva, escatológica: la cultura de la muerte. Las bandas, las armas, las drogas, las vendettas, la sangre que corre, propia y ajena."
Payán, Senador de la República por el PRD de 1994 a 2000 y, por supuesto, periodista y Director de los periódicos Uno más Uno y La Jornada, considera que "nuestra tarea en adelante habrá de dar sustento a la Cultura como el instrumento clave para avanzar en la comprensión del mundo actual, pues ella misma se define, la Cultura, como el avance espiritual de un pueblo que se traduce en materia económica, estética, social, política, jurídica, religiosa, artística".
Los que hemos trabajado en alguna medida por hacer una política cultural en este país, hemos hablado de todo y abierto opciones para los jóvenes: esculturas con basura, muros para grafiteros, espacios para cines de barrio y titiriteros, promovido bandas de pueblo y orquestas para niños y jóvenes; fomentado la creatividad artesanal dándole una remuneración justa al trabajo que implica; apoyado al teatro campesino, al baile folklórico y al ballet clásico, las visitas al Museo de Antropología y los recorridos por los sitios arqueológicos.
También hicimos campañas como "Aguas con el agua" y "Ponga la basura en su lugar". ¿Por qué no hemos seguido con esto?
Aun cuando no sólo de pan vive el hombre y concediendo también que la Cultura no es una panacea -como pudiera parecer del artículo de La Jornada- debe sentarse que desde hace años, los gobernantes de nuestro país no le dan a la cultura la importancia que tiene. Ni siquiera se la dan porque la cultura vende y es de las pocas cosas de las que el país puede enorgullecerse. Bien haría México en lanzar su cultura al mundo en una campaña permanente y no sólo como llamarada de petate.
Claro que por muchos talleres de poesía, de escritura, de cine, fotografía o pintura que se inventen por gentes creativas y de grandes conocimientos que permitan "abrirle (al joven) la puerta al futuro" y "comprenderse a sí mismo", ello no va a traducirse necesariamente en una juventud que borre el sendero que le atrae en este momento negro del país.
Debe haber también un hilo conductor trans-sexenal de las acciones socio-culturales tendientes a segar este cultivo del campo nacional y muchas más, tecnológicas, económicas y políticas, entre otras.

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