Durante las últimas semanas Estados Unidos, y en particular su presidente, han estado bombardeados por escándalos de toda índole: la falta de apoyo y seguridad en Benghazi que tuvo como resultado el asalto de un comando que mató al embajador estadounidense y dos funcionarios más en su sede; la advertencia de algunos funcionarios de la Casa Blanca a reporteros de la Associated Press de no divulgar noticias inconvenientes a la presidencia; el escándalo del IRS (Servicio Tributario Interno) por quitar subsidios a instituciones que se dicen no lucrativas y podrían ser de acción política de acuerdo con nombres que ostentan como Patriot o Tea Party; y el funcionario de la CIA que huye a Hong-Kong después de divulgar el espionaje en contra de todos ciudadanos de ese país por parte del estado, incluyendo emails, teléfonos celulares, etc..
¿Por qué el Departamento de Estado no atendió la suplica del embajador de enviar un equipo de seguridad a Libia? ¿Dónde andaba Hillary Clinton en este asunto? ¿Quién fue el abusado que "sugirió" a la AP que no atacara a la Casa Blanca? ¿Qué dice el IRS sobre el señalamiento partidista en una institución que requiere de la confianza de todos los ciudadanos? ¿El Sr. Snowden es o no traidor a la patria?
A esto se suma la posibilidad de entrar a la guerra en Siria por el uso de armas químicas en contra de los rebeldes que incluyen diversas facciones y podrían estar apadrinados por Irán.
El presidente Obama no actúa en forma muy expedita sino que más bien piensa las cosas durante mucho tiempo -tiempo que sus oponentes aprovechan para tirarle a la yugular.
Está muy bien que un presidente no se precipite y piense bien las cosas, pero en política, la oportunidad que se pierde no se recupera nunca.
Sus admiradores, entre ellos yo, reconocemos las razones de ambas partes -detractores y seguidores, demócratas y republicanos y algunos más que otros- pero el presidente tiene que poner la cosas claras y dar razones sobre todos estos puntos.
Por mi parte, espero uno de esos fabulosos discursos de Obama. Pero la oportunidad ya se le fue.
¿Por qué el Departamento de Estado no atendió la suplica del embajador de enviar un equipo de seguridad a Libia? ¿Dónde andaba Hillary Clinton en este asunto? ¿Quién fue el abusado que "sugirió" a la AP que no atacara a la Casa Blanca? ¿Qué dice el IRS sobre el señalamiento partidista en una institución que requiere de la confianza de todos los ciudadanos? ¿El Sr. Snowden es o no traidor a la patria?
A esto se suma la posibilidad de entrar a la guerra en Siria por el uso de armas químicas en contra de los rebeldes que incluyen diversas facciones y podrían estar apadrinados por Irán.
El presidente Obama no actúa en forma muy expedita sino que más bien piensa las cosas durante mucho tiempo -tiempo que sus oponentes aprovechan para tirarle a la yugular.
Está muy bien que un presidente no se precipite y piense bien las cosas, pero en política, la oportunidad que se pierde no se recupera nunca.
Sus admiradores, entre ellos yo, reconocemos las razones de ambas partes -detractores y seguidores, demócratas y republicanos y algunos más que otros- pero el presidente tiene que poner la cosas claras y dar razones sobre todos estos puntos.
Por mi parte, espero uno de esos fabulosos discursos de Obama. Pero la oportunidad ya se le fue.
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