Hace poco más de una semana, el rey Juan Carlos anunció a los españoles que abdicaba a la corona.
De acuerdo con el artículo titulado "Sin el Rey no habría democracia" de Javier Cercas, La abdicación es, verosímilmente, el último servicio fundamental que Juan Carlos I va a hacerle a este país.
El primero consistió en contribuir de manera decisiva, durante la segunda mitad de los años setenta, a instaurar la democracia: sin el Rey, quizá no hubiera habido democracia, o no la hubiera habido tal y como la conocemos, o hubiera tardado años en llegar. El segundo servicio fundamental fue impedir que el 23 de febrero de 1981 la democracia terminase antes de empezar, o que se convirtiese en una semidemocracia: ese día —que es el día en que empieza de veras la democracia y terminan el franquismo y la Guerra Civil— el Rey conquistó una legitimidad con la que hasta entonces ni siquiera podía soñar, porque hasta ese momento su poder provenía de Franco y su legitimidad del hecho de haber renunciado a los poderes o a parte de los poderes de Franco para cedérselos a la soberanía popular y convertirse en monarca constitucional. . . .
La verdad es. . .que el Rey paró el golpe; al fin y al cabo, sólo él podía pararlo, usando la última baza de un Rey sin poder: la que tenía como jefe simbólico del Ejército y heredero de Franco.
El primero consistió en contribuir de manera decisiva, durante la segunda mitad de los años setenta, a instaurar la democracia: sin el Rey, quizá no hubiera habido democracia, o no la hubiera habido tal y como la conocemos, o hubiera tardado años en llegar. El segundo servicio fundamental fue impedir que el 23 de febrero de 1981 la democracia terminase antes de empezar, o que se convirtiese en una semidemocracia: ese día —que es el día en que empieza de veras la democracia y terminan el franquismo y la Guerra Civil— el Rey conquistó una legitimidad con la que hasta entonces ni siquiera podía soñar, porque hasta ese momento su poder provenía de Franco y su legitimidad del hecho de haber renunciado a los poderes o a parte de los poderes de Franco para cedérselos a la soberanía popular y convertirse en monarca constitucional. . . .
La verdad es. . .que el Rey paró el golpe; al fin y al cabo, sólo él podía pararlo, usando la última baza de un Rey sin poder: la que tenía como jefe simbólico del Ejército y heredero de Franco.
El paso atinado del monarca durante la transición, el intento de Golpe de Estado y los veinte o treinta años sucesivos, acompañando de quienes protagonizaron los actos de gobierno y dirigieron los partidos políticos durante esos años, amén de la entrada de España a la Unión Europea, llevaron al país a un renacimiento económico y social notorio.
La última década y poco más, sin embargo, no ha sido buena: la corrupción en actos de gobierno, malas decisiones económicas y la crisis económica mundial afectan severamente al país. Si a esto se añade el mal comportamiento de los miembros de la Casa Real por todos conocido, había llegado el momento de dar un giro a la historia.
Cataluña, ostentó banderas propias además de las republicanas reafirmando sus deseos independentistas y en espera de ganar el referéndum señalado para noviembre.
El encabezado del diario El País del 3 de junio reza: "El Rey Abdica para impulsar las reformas que pide el país". La frase no me parece muy afortunada. Pensé que Juan Carlos I sabía que era ese "jefe simbólico" que tenía España, esa monarquía parlamentaria donde las reformas las propone el gobierno y las aprueban los representantes del pueblo.
El País señala que la mayoría de los españoles prefieren a un Rey Felipe que a un presidente republicano, cualquiera que este sea. Así las cosas, Las Cortes iniciaron su proceso para dar la bienvenida al nuevo soberano y es de esperar un debate largo acerca del futuro de la democracia española y su presentación en la historia.
Las reflexiones deberán ser ahora meditadas y muy masticadas. La democracia lo exige.
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