Como nosotras, el joven de apellido Polgar llegaba temprano a la Sala de Cabildos del Puerto de Veracruz. Habría de celebrarse la sesión solemne en conmemoración de la llegada de los primeros exiliados españoles, los que llegarían a bordo del Sinaia.
Polgar llevaba una bandera de la República Española, sus colores marchitos. Hacía un par de días, los asistentes a la Semana Cultural España - México en recuerdo del acontecimiento, hijos y nietos de aquel exilio, habían reclamado esa bandera y rechazaban con enfado la roja y amarilla con escudo borbónico.
¿Dónde la conseguiste?, le pregunté.
Es la bandera que cubre los féretros de los republicanos que mueren en Veracruz, me contestó. La última vez que salió fue hace cinco meses. Cubrió la caja de mi abuelo.
P.D. Leonor Lara me escribe:
El joven llegó con la bandera republicana en las manos doblada cuidadosamente y me preguntó en donde estaban los cooordinadores del evento. Le dije "se fueron a la sala de Cabildo". Volvió a salir a los 42° de temperatura y se dirigió hacia allá. Después lo volví a ver cuando entró ondeando la bandera en el asta, en una sala en donde no cabía un alfiler. A todos nos volvió el orgullo y la alegría que cada tanto nos motiva la sinceridad de los jóvenes concientes, que saben entender muy bien las cosas. No fué un acto improvisado, este joven y su madre se encargan desde hace años de cuidar y limpiar las placas que existen en el puerto, en memoria de la llegada del exilio español a México. Nadie lo sabe, pero esa mañana, el se convirtió en el participante más importante de las jornadas. Saludos, Leonor
P.P.D.Manuel Polgar le escribe lo siguiente a Lelia Rodríguez:
. . .quién iba a pensar que, después de 70 años, el morado de la bandera iba a seguir causando tanto revuelo. Claro, si por ella dieron la vida todos esos personajes entrañables que se encontraban en el Cabildo! Te agradezco por haber tenido la sensibilidad y la inteligencia para dejar que pasara, sin duda fue uno de los momentos más emocionantes de la semana.
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2 comentarios:
Precioso relato, Tere.
Algunos de estos exiliados, eran mutilados de guerra, más no , de
sus conviciones,que cultivaron
hasta su muerte
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