Llevo varios días pensando en que debo de hablar de la UNAM, de su importancia en la vida nacional, de su significación en el desarrollo de la ciencia y de las humanidades. Se me ocurren (¿¿??) todos lugares comunes como la frasecita de: nuestra máxima casa de estudios que casi se equipara con lo del preciado líquido que es el agua.
¿Se acuerdan de su número de credencial?, algún día nos preguntaba el Rector Narro.
Yo perfecto, dije: es el Z-6344.
¿Qué?, me miraron los de la reunión.
¿Qué?, me miraron los de la reunión.
Pues sí. Regresando a casa, veo que me acordaba bien, cosa que no es común y corriente en mí.
Y es que salí de NUESTRA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS en el año de 1959, esto es, hace casi 60 años y mi generación fue la que inauguró la Ciudad Universitaria.
Creo que no lo debería de decir, pero ni modo, es la verdad aunque me pese. Además, no soy emérita, ni siquiera licenciada. Soy pasante. Me aterraban los exámenes -que eran orales- y siempre entraba llorando con lo cual, desde el primer año me convencí de que jamás tendría un examen profesional con 5 sinodales.
De todas maneras, de acuerdo con el lugar donde me encuentre, a veces me llaman doctora y otras maestra. Suelo sacarles del error pero últimamente ya me da flojera.
Me encuentro, pues, escribiendo algo que no tenía pensado escribir. . . algo más sesudo. . . algo más trascendente.
Será después, me digo. Al fin y al cabo, no soy ni emérita, ni doctora. Ni siquiera licenciada.
1 comentario:
wow en 1959 salio de la universidad, pues que edad tiene??? En la foto no se ve tan grande.
Saludos :D
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