Hice mi carrera de economista en la entonces Escuela de Economía de la UNAM. Mi alma mater es y era notoria por ser de izquierdas y no cargábamos El Capital bajo el brazo porque es muy pesado pero no nos libramos de él ni de las clases de marxismo.
Dicho lo anterior, para el plantel mi historia era negra: había pasado mi niñez-adolescencia en Washington y mi padre había trabajado en el Fondo Monetario Internacional. Creo que sólo porque era una chica más o menos agraciada -o al menos eso me decían mis familiares- y mis compañeros me querían logré superar las críticas que hube de recibir durante los 5 años que pasé en la Ciudad Universitaria.
Hoy, dos que tres años después, sigo siendo hija del Fondo al que me he pasado defendiendo toda mi vida (pues no es una institución especialmente querida por aquellos países a quienes supervisa, entre ellos México) y no se me puede ocurrir que haya alguien tan enfermo -había puesto imbécil- como el Director Gerente Strauss Khan. Veo su cara en los periódicos y me la imagino de un gran desprecio por ese sistema judicial que permite que una simple camarera -para más INRI negra- lo pueda llevar a la cárcel. Dicen todos que es un genio pero ya podía haberse atendido antes de su cuidado.
¿No hay un viagra al revés?
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