viernes, 26 de agosto de 2011

CUMPLEAÑOS DE ANDRÉS


Mi nieto Andrés acaba de cumplir 8 años y, claro, regalo había que comprar para tan señalada fecha. La costumbre es preguntarle qué se le antoja y de ahi, como generalmente la duda es lo suyo, visitar algún lugar apropiado para la compra del regalo. Pero esta vez, , no cabía duda alguna. Nada cartesiano, lo tenía bien claro: lo que quería era un camaleón.
¿Misión imposible? Para mí por supuesto.  Según yo era una especie de lagartija que se mimetiza según donde se pone, pero todo está en preguntar. Luego de prudente pesquisa y visita a Plaza Loreto donde hay una tienda de animales, resultó que no tenían a la venta el tal bicho pero, siempre hay un pero, uno de mis asistentes me sacó del apuro y llegó el lunes con el reptil que había atrapado en el Ajusco y no se parecía nada a lo que yo me había imaginado. (No saben lo que me extraña la afición de mi nieto pero, bueno, cada cabeza es un mundo.)
Renglón seguido, el camaleón sufre estrepitosa caida y las perspectivas no eran buenas. Lloraban unos y otros. Luego preparaban funeral. Cuando el padre de la criatura estaba a punto de darle cristiana sepultura, el bicho se prendió firmemente de su brazo y la familia enjugó las lágrimas y respiró.
¡En la familia hay un nuevo miembro!

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