A principios de los años 60 del siglo pasado, el Presidente Kennedy confesó en una entrevista que estaba leyendo unos libros de Ian Flemming que le encantaban y lo hacían olvidarse de todos sus problemas. Cuando lo contaba estaba leyendo For your Eyes Only pero ya había leído más de media docena sobre las aventuras del espía británico James Bond que tenía licencia para matar expedida por la MI6 y estaba al servicio secreto de su Majestad.
El visto bueno del Presidente sirvió para incrementar las ventas de todos los libros publicados por Flemming y, con el éxito, empezó a plantearse la puesta en escena de las odiseas de Bond.
Gracias a la televisión, me doy una empachada de todos los Bonds y observo cómo van cambiando de ritmo las películas, a tono con la época. Hoy, los primeros artefactos de Q son de uso común en el nuevo siglo y Ian Flemming ya no tiene nada que ver con las nuevas películas porque por desgracia murió en 1964 habiendo publicado 12 novelas y dos cuentos cortos con Bond. Felizmente alcanzó a escribir Octopussy, que si no es la mejor, el título la reivindica.
Hoy Bond se parece mucho a Putin con lo cual la lucha contra SMERSH no vendría al caso. Pero sigue habiendo chicas tras sus huesos, sigue poniendose un esmoquin y bebiendo vodka martinis, shaken but not stired.
Sea Connery, Moore, Dalton, Brosnan o Craig, mejor diversión no puede haber para un fin de semana.
1 comentario:
¿Ya viste la nueva? Realmente cambia mucho. Mira, échale un ojo a este artículo: http://apps.facebook.com/theguardian/film/2012/nov/01/skyfall-james-bond-new-serious Buenísimo, ¿no?
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