martes, 1 de septiembre de 2015

YAUTEPEC II

El funeral que comento en mi enlace anterior, no es el único sucedido en la semana. 
Por lo general, Rocío y Sebastián, mis muy queridos ayudantes morelenses, me protegen -o me ocultan- las atrocidades ocurridas en el pueblo. Esta vez no fue así, seguramente incitados por el sentido sepelio del ganadero.
Así, me entero de otro tremendo  acontecimiento: un hombre que acompaña a su esposa a la guardia nocturna que realiza en un hospital de la localidad y vuelve al hogar. A la siguiente mañana, la mujer entra en su casa y encuentra a su marido atado en una silla muerto y su casa vacía. Los asesinos no se conformaron con matar a un hombre sino que también vaciaron su casa.

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