sábado, 7 de febrero de 2009

¿QUÉ LEO?

Mi dispersión es infinita: tan pronto leo a Greenspan como a Grisham, al Gabo, Vargas Llosa, Carlos Ruiz Zafón, como a. . . . ¿Periódicos y revistas? Muchísimos: obviamente para quienes alguna vez me han leído, sobre todo los nacionales y gringos.
De método nada. Aquello de ser Aristotélico, hombre universal me parece misión imposible. En el 2009, ¿quién puede leer todo lo importante -o no- que hay en el universo?
Ante ayer confesé que no había podido superar las madalenas de Proust cuando tenía 18 años y no había vuelto a probarlas desde entonces pese a que hace unos cuantos años tengo una versión en mi librero que me propongo a leer al igual que la gran obra de Gibbons (The Rise and Fall of the Roman Empire).
Ahora, gracias al regalo de Navidad de Alonso y Tere -a quien también agradezco Me llamo Rojo- empiezo a leer la biografía de Boswell sobre Johnson que siempre quise leer. No se si llegaré a las casi 1500 pp. a renglón cerrado de la edición, pero debo decir que, sentada en mi jardín de Yautepec, bajo la sombra de árboles maravillosos y el Ipod -que me regaló Chucho- con Bendel y Lizt y, obviamente, un vodkita al lado, me siento infinitamente feliz.

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