martes, 7 de abril de 2009

ESENCIA

Si durante el famoso "spring break" Cancún y demás sitios turísticos del Caribe y el Pacífico mexicanos vieron disminuido su negocio, en ESENCIA no se notó. Es más, resulta difícil reservar un cuarto y su fama se extiende. Visitantes de distintos puntos de la Unión Europea y Estados Unidos pasan la voz y se hacen eco de sus encantos.
La página de ESENCIA asegura que: no es un hotel típico, aunque por supuesto ofrece el servicio personalizado y las instalaciones gratificantes que usted esperaría de un resort refinado de clase mundial. No es un condominio, aunque tiene la privacidad, lujo y toques personales que usted desearía en su propia residencia.
No cabe duda, "la esencia de vivir" que pregona este encantador hotel de 29 habitaciones es precisamente lo que cualquier persona que quiera apapacharse desearía tener al alcance de la mano, del bolsillo, u lo que sea. La cocina es espléndida, las habitaciones inmejorables, y el spa -que me da rabia no haber utilizado- está pensado con el mayor esmero. El buen gusto alrededor de una casa espléndida donde se toma el té a las 5:00 o la copa cuando el cuerpo lo requiera es evidente en todos los detalles que ofrece.
Todo el equipo que hace la vacación memorable aparece y desaparece cuando se requiere. Los meseros siempre están dispuestos a cambiar la orden con una sonrisa y los cocineros a interpretar tu receta de panuchos sin problema alguno. Y, claro, el Caribe es el Caribe. Si bien de repente cae una lluvia torrencial, dos minutos después sale el sol esplendoroso; el mar adquiere tonalidades verdes, turquesas, azul claro y la temperatura vuelve a acariciar el cuerpo.
Al día siguiente de nuestro viaje a Labná, Rosa habla de las camas y está dispuesta a llevarse una a Italia. Nunca había dormido tan bien.
Todo cuidado hasta el último detalle: el vino de Mendoza que lleva el nombre de Izcal, el librito encuadernado en rojo para los apuntes y recuerdos, el folleto del spa que se engancha con una rama de canela.
De repente, caminando desde la casita maya hacia la casa principal me sentí en otro precioso hotelito en el sudeste asiático de cuyo nombre no puedo acordarme. ¿Será por la nota que acompaña la veladora aromática que te dejan cerca de la cama por la noche? Después de varios años sigo teniendo la que reza: algunos de mis mejores amigos también tienen insomnio.

P.D. La caminata de la casita a la recepción es lo único que cambiaría. Por bello que sea el diseño del jardín, resulta demasiado larga después de un largo viaje.
P.P.D. Favor de entrar a la para conocer mejor el lugar ya que mi fotografía podría ser de cualquier lugar.

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