Aquella vez, si me pegó. Juan Carlos Pereda, Curador del Museo Tamayo, y yo volvíamos a México después de conocer la espléndida colección del Museo de Arte Moderno de St. Étienne con miras a algún intercambio de exposiciones. Estaríamos un par de días en París -que bien vale una misa- para hacer lo propio en el museo del mismo nombre parisino y nos tocó estar allí el 14 de febrero. Esa noche, Juan Carlos se fue a cenar por su lado y yo salí del hotel cercano a la Comédie Francaise para lo mismo en alguno de los muchos restoranes del barrio. No sé si me paré en 5 o en 10 que tenían buena pinta. Lo que sí sé es que todos -menos los tipo VIPs- me dijeron que no había lugar, estando medio vacíos. Había llegado temprano pero todos estaban reservados para parejas.
Ya a punto de regresarme sin probar bocado y bastate boca bajeada uno bastante bueno se apiadó de mí.
Seguramente el capitán vió que me salía un lagrimón.
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