viernes, 5 de noviembre de 2010

ARTE CONTEMPORÁNEO

Probablemente uno de los trabajos que más disfruté en mi larga carrera en la administración pública fué mi breve estancia como Directora del Museo Tamayo.
Pese a que a mi llegada ya tenía todo el año programado con varias exposiciones que no pensé adecuadas para el recinto, varias otras compensaron con creces mi función. Entre estas, no poco destacada fue la creación de lo que llamamos la Sala 7, donde pudimos invitar a jóvenes artistas de varias partes del mundo que presentaron propuestas imaginativas para el público interesado en el arte contemporáneo. Entre estos jóvenes estuvo Santiago Sierra (Madrid, 1966) que acaba de recibir el Premio Nacional de Artes Plásticas 2010 de España.
La propuesta inicial de Santiago para el Tamayo consistía en meter un coche en el pequeño espacio de la Sala y chocarlo contra las paredes. (No recuerdo si se pretendía chocarlo de tiempo completo mientras el público admiraba el espectáculo o ya lo admiraba una vez concluido el desperfecto.) Dado que aquello podría parecer un atentado contra el patrimonio nacional, pedí un acuerdo con el Director de Bellas Artes, mi jefe, quien por supuesto sugirió enérgicamente que descartara la idea. No deseando incurrir en una trasgresión política con un artista, cosa seria para efectos de difusión, comenté el asunto con Santiago que ya tenía en mente otro planteamiento: contratar unos 300 jóvenes para que permanecieran parados -y casi encerrados- en la sala, mientras el público los miraba, los fotografiaba y los grababa.
Aquello ya no parecía problemático, no atentaba contra el recinto, y sería interesante ver y documentar la reacción tanto del público como de los propios jóvenes. Aceptado el proyecto, procedimos a contratar a unos jóvenes seleccionados de una preparatoria militarizada e inauguramos la exposición.
Confieso que para mí, aquellas fueron las tres o cuatro horas más angustiosas de mi vida y acabé con un dolor de estómago que me duró un par de días. Los muchachos sudaban y el público los miraba como si fueran animales en el zoológico. La tensión se sentía entre unos y otros y debí terminar con el espectáculo mucho antes de lo previsto.
Luego de aquello ví varias propuestas de Sierra, entre estas las fotografías de migrantes africanos en barcazas llegando a Barcelona, otra de mujeres campesinas mexicanas esperando ayuda oficial y en otra ocasión el traslado en camión de los asistentes a una exposición a un barrio popular de tendencia violenta.
También recuerdo que hace algunos años, en la Bienal de Venecia cerro tapió el pabellón español y no dejaba entrar a nadie que no trajera su cédula de identidad, lo cual fue todo un acontecimiento.
Leo en El País que el Ministerio de Cultura le ha concedido el premio "por su obra crítica, que reflexiona sobre la explotación y la exclusión de las personas, y genera un debate sobre las estructuras de poder, tal y como se manifiesta en sus diversos proyectos desarrollados a lo largo de dos décadas" y que el fallo no fué unánime, habíendose concedido después de un "acalorado debate".
¿Su última presentación?: la filmación de todas las combinaciones posibles de penetración anal entre hombre y mujeres blancos y negros que por pudor no incluyo.

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