Cuando leí de corridito el Da Vinci Code me divertí muchísimo, no así con Ángeles y Demonios, pero, bueno, para pasar el rato, el simbólogo si lo es, de manera que me puse a leerlo.
Pues sí, se trata del Infierno de Dante y de cómo el Profesor Langdon, a través de los símbolos que encuentra, va descubriendo el entramado maléfico de un genio que a todas luces pretende acabar con el mundo mundial.
No les digo por qué por si quieren leerlo, pero la tesis Malthusiana entra en juego de inmediato y aquello que a los economistas en ciernes nos enseñaban como una patraña superada totalmente por el genio e ingenio de los mortales ya no es tal.
Conforme se va leyendo esta larga novela, la reflexión en la que hemos de parar es que el hambre y la sed de millones es patente para todos, no sólo para quienes la sufren. Las guerras intestinas en África y las barcazas de sus habitantes tratando de llegar al continente europeo; los guetos que los reciben, la ayuda humanitaria que debe proporcionarse y no alcanza. . .En nuestro mundo, los miles de paisanos y centroamericanos que desafían el peligro de "la Bestia" para cruzar al "país de las oportunidades" que los acosa y construye bardas para evitar su paso.
Pues sí, es el Infierno del Dante y también el nuestro.