martes, 3 de junio de 2008

PARA ACABARLA DE AMOLAR



En los últimos estertores de la selección del candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, un artículo de Todd S. Purdum (marido de Dee Dee Myers primera directora de prensa de Clinton) en Vanity Fair, causa ámpulas y se ecarga de poner unos cuantos clavos más en el ataúd de Hillary Clinton. Este artículo no se refiere a ella sino al señor su esposo y la enlodada que le pone el articulista vuelve a poner en aprietos a la familia.

Bill Clinton, dice Purdom, es la novia en todas las bodas y el difunto en todos los funerales. Encabeza una especie de rat pack en donde sus aventurillas, fundaciones filantrópicas, asociaciones empresariales variopintas y manejos políticos lo llevan por todo el mundo en malas compañías. Si bien sus pecadillos durante su presidencia son enteramente veniales y no tienen nada que hacer frente a la incompetencia de su sucesor, considera que lo que ha hecho Bill Clinton con la campaña de su mujer no tiene nombre. ¿Qué le pasa?, se pregunta Purdum.

Hoy por la mañana, a la publicación de la revista, Clinton llama al articulista sleaze ball -turbio o sórdido. Los conocedores lo disculpan explicando que el artículo se escribió hace meses y, por tanto, no debería molestarle tanto. ¿Será?

P.D. Hillary ofrece ser candidata a la vicepresidencia con Obama. Los pundits debaten si Hillary debe insistir en ello y si Obama la aceptará.

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