viernes, 27 de junio de 2008

EL ESTADO, SERGIO VELA Y LOS MEDIOS

Hace meses que el diario Reforma la trae contra el Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. No pretendo, de ninguna manera defender la actuación de Vela con esta nota pero creo que debemos poner los puntos sobre las íes.

1. Se critica a Vela porque gasta mucho en viajes.

Cualquiera que haya trabajado en las áreas internacionales del gobierno sabe que en materia de pasajes, el que tiene la pelota en su cancha es ni más ni menos Turissste. Si un funcionario de la cultura necesita negociar la presentación de artistas mexicanos en el exterior o extranjeros en México, ver o traer alguna exposición, presentación o puesta en escena importantes para su función, difícilmente puede meterse a internet a buscar la forma más barata de viajar. Sin importar el cargo, sea Presidente del Consejo, Director General, de Área, Coordinador o simple empleado, deberá solicitar el pasaje a su administrativo quien, por normatividad acudirá a Turissste. Esta dependencia, a su vez, le va a cotizar o entregar el boleto más caro que existe sobre la faz de la tierra. ¿Por qué? Saaabe.

2. Se critica a Vela porque sus viajes duran mucho tiempo.

Cualquiera que haya trabajado en esta área se ha dado cuenta de que las negociaciones con museos, filarmónicas, agentes, puestas en escena, u lo que sea, no suelen ser tan puntuales como las habituales en el área financiera -si es que estas lo son. El asunto ha ido cambiando con la profesionalización del medio pero en todo el mundo, el funcionario se sigue enfrentando a primadonas que lo llevan a dejar los pasajes abiertos. Ya se sabe que un pasaje abierto es más caro que uno cerrado.

3. ¿Qué tiene que hacer Vela yéndose a recorrer Italia en busca de la escenografía o el cantante idóneos para Idomeneo? (Es un decir.)

Un funcionario capaz debe tener amplio conocimiento de las propuestas abiertas en el mundo y, de ser posible, un conocimiento -cuasi amistad- cercano de las contrapartes. Por mucho que se capacite en el país, si trabaja con el área internacional debe conocerla y conocerla lleva tiempo. Generalmente ese tiempo rebasa el período de su gestión.

4. Se dice que Vela aprovechó todos sus viajes para promover su propia carrera.

Para desempeñar un cargo directivo, el funcionario presenta un programa de actividades a su superior. Es obvio que el programa que presentará reflejará tanto los requerimientos de la función a desempeñar como sus conocimientos del asunto, esto es, lo que ha realizado y le ha interesado durante su carrera. Es obvio que el puesto de nivel superior lo tiene por lo que ha hecho anteriormente. Si el superior aprueba el proyecto presentado, se entiende que tiene el beneplácito para llevarlo a cabo.

4. Se asegura que Vela dispuso de los fondos de Patronato de la OFUNAM para propósitos aviesos.

Ahora se sabe que los propósitos antes aviesos son la habilitación de unas oficinas dentro de la Sala Nezahualcóyotl. Si se necesitaban estas oficinas y se pidió permiso para utilizar dichos fondos son dos preguntas que no han quedado cabalmente aclaradas. Son de todos conocidos los exiguos presupuestos destinados a la cultura por parte de las instituciones. Naturalmente, la dependencia se ve favorecida con el apoyo de un Patronato, se acudirá a él para el buen funcionamiento del museo, sála de conciertos o actividad respaldada. Previa aprobación, el servidor público podrá hacer uso de sus fondos para lo que se considere pertinente.
Cierto es que los funcionarios no tienen -ni deben- alojarse en el Ritz ni viajar en primera. Supongo que en el único país en que lo hacen o pueden hacer es los Emiratos Árabes y eso porque el funcionario también es primo hermano del Emir. Qué decir de irse a viajar con la novia o las novias por cuenta del Estado, recibir prebendas de contratistas, y demás hierbas. Suficientes corruptelas pueden encontrarse sin necesidad de inventar nuevas.
Los abusos en el ejercicio del poder han sido registrados ampliamente a lo largo de nuestra historia y la transparencia exigida al servidor público es un logro que debe aplaudirse de tiempo completo a nuestra transición incipiente. El Estado, por ende, debe exigir el buen manejo de los fondos públicos en todas las instancias bajo su responsabilidad y explicar dónde sí y dónde no han de imputarse incumplimientos o corruptelas de los funcionarios.
Dentro de estos lineamientos, los medios no tendrían por qué acudir a resentidos oboistas desplazados para denostar al funcionario.

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