Todos nuestros periódicos hablan de Mario Molina. En El Universal, leemos "El Premio Nobel mexicano, Mario Molina, ha sido elegido por el presidente electo de Estados Unidos, Barack Obama, para formar parte del equipo de transición que participará en la elaboración de las políticas de ciencia y tecnología." El orgullo nacional no es para menos.
Pero no siempre se tomaron en cuenta sus exitosos estudios sobre el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de los clorofluorocarburos (CFCs), que estaban siendo usados, por ejemplo, como refrigerantes, solventes y aerosoles. Les cuento:
Entre 1983 y 1985, trabajé con Marcelo Javelly en lo que fué la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (antecendente de SEDESOL). Primero fuí su asesora y posteriormente Jefa de Asuntos Internacionales. En esta última función, recibí una llamada de Roberto Molina quien me hablaba de su hermano Mario en ocasión del Día Internacional del Medio Ambiente. Mario, me contaba, era famoso desde que, en 1974, publicase un artículo (revista Nature) acerca del asunto no poco importante del adelgazamiento de la capa de ozono.
En mi función, informé al Secretario Javelly quien se mostró escéptico. Si mal no recuerdo -y todo es posible a estas alturas- me dijo "Estos verdes son unos liosos. Mejor no hagamos ruido en estos momentos." El resultado fue que no se invitó a Mario Molina a la ceremonia.
Diez años después, Mario Molina recibió el Premio Nobel.
P.D. Conozco a los Molina desde hace muchísimos años. Leonor, la mayor de los hermanos, fue mi compañera querida en la preparatoria, casó muy joven, se fue a vivir a Pachuca y murió, también muy joven. A Roberto y a Marta los veo de vez en cuando pero no conozco a Mario.
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