Tengo 8 nietos entre uno y veintiun años y todos son varones. Cuando están todos reunidos hay que salir corriendo: si no están chillando, se pegan o se empujan. Debe ser maravilloso tener nietas.
Pero no debo quejarme. Hace una semana fui a ver al mayor, Rodrigo, que ahora está en la Universidad de Middlebury, en el estado de Vermont. Un par de semanas más y el paisaje habría sido una llamarada en tonalidades del amarillo al rojo. Ver a Rodrigo tan bien, tan lleno de proyectos, ya inscrito para el próximo semestre en la Universidad de Capetown. Lo dejé luchando con Heideger. Eso sí es ser joven.
En fin, fuí muy feliz de estar en Vermont, en Middlebury, con Rodrigo.
¿Para qué quiere uno nietas?
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