domingo, 29 de agosto de 2010

MARCHA EN WASHINGTON

En el aniversario de la famosa marcha sobre Washington de Martin Luther King, aquella en que pronunciara su discurso sobre su sueño para la sociedad estadounidense -"I have a dream"- los radicales de la derecha, los porta armas, los que quieren quemar el corán, los que consideran a Barak Obama extranjero, adorador de Mahoma, un maligno personaje, racista para mayores, que ha llegado para usurpar sus derechos y su dios (o Dios si se quiere) marcharon al monumento a Lincoln.
Una última espina ha sido su pronunciamiento sobre el asunto del templo musulmán a construirse cerca de ground zero. Las razones para su construcción precisamente en ese lugar han sido por demás señaladas: no todos los musulmanes desean atentar contra Estados Unidos. A muchos neuyorquinos ofende el tema, otros piensan que es correcto o no les importa, pero pensar que una república que tiene por bandera la pluralidad de su población y la libertad de cultos considere que su presidente los traiciona por apoyar su construcción o que es una comprobación más de sus creencias en el Islám es un tanto fuerte pero eso es lo que piensan y así lo hicieron saber urbi et orbi en Washington.
Los ahí reunidos "restaurar el honor y recuperar el país", dicen. Pareciera que Obama se los ha quitado.
Barak Obama ha dicho repetidas veces que prefiere ser buen Presidente por un sólo período que uno malo por dos. Su agenda tiene un propósito: mejorar la vida de la mayoría de los estadounidenses. Parece que los del partido del té, los republicanos más radicales y los racistas no le van a permitir que logre el resultado deseado.
En año y medio de gobierno Obama ha logrado la aprobación de un sistema de salud universal, una reforma financiera, la recuperación de la economía de una crisis sin precedentes y la salida de las tropas de Irak, para empezar.
Obama es un presidente de piensa y pondera cada decisión que toma. Si la reforma al sistema de salud la había pensado desde antes como también la salida de tropas de Irak, difícilmente podía haber pensado de ante mano que BP iba a verter millones de barriles de petróleo en el Golfo de México. Había que estudiar el problema, llamar a todos los expertos y ponderar las acciones para tomar la decisión correcta. Parece ser que pensar y el tiempo que se llevó en hacerlo enfadó a los vecinos del norte y es probable que cualquier ciudadano del mundo necesite que su presidente se pronuncie sobre los distintos asuntos o problemas -obviamente muchos- que se presentan en su administración.
Obama es un maestro de la oratoria. Construye bien el tema, pone énfasis en lo que lo tiene que poner. Indica claramente los pasos a seguir para conseguir el resultado deseado. Cualquier discurso suyo resulta bien dicho y algunos han sido memorables. Cierto: ese discurso o pronunciamiento suyo se retrasó en el caso BP. ¿No estamos hartos ya de pronunciamientos políticos para apaciguar a las fieras? ¿No es mejor que se piensen bien las cosas antes de hacer declaraciones?
Envidiosa, quisiera algún día poder decir que alguien como él es presidente de mi país.

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