Llegaba de un viaje largo y su relato nos tenía encantados. "No sabes lo que se siente cuando escuchas los crujidos del glaciar con el choque de las olas."
Bordaba de tal forma las palabras que te sentías allí y el glaciar y el golpeteo de las olas te llevaban a la sinfonía. . . a la ópera que iba surgiendo en su cabeza.
Y así fue. Después de ese largo viaje por el cono sur, por el Perito Moreno y el Amazonas, Daniel Catán produjo una más de sus exitosas obras: Florencia en el Amazonas.
Danny era una especie de brujo que, con su varita mágica, producía fascinación y encanto en los que lo conocimos. Siempre con la sonrisa amable, con el relato interesante y su siempre fresco encuentro con la música, su temprana partida duele.
Por fortuna, su canto a la vida permanece y nos pertenece.
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