En su discurso, Joaquín recordó un pasaje de la historia familiar que comparto aquí en este blog.
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CHILE
Te arrulla el mar, te velan las montañas
Te arde la frente y por los pies tiritas:
con sus próvidas manos infinitas
Dios está removiendo tus entrañas
Te arrulla el mar, te velan las montañas
Te arde la frente y por los pies tiritas:
con sus próvidas manos infinitas
Dios está removiendo tus entrañas
VALPARAÍSO, DE NOCHE
Se ha desprendido un trozo de cielo constelado.
Clavos de oro en tierra lo quieren sujetar,
pero no lo consiguen; poco a poco, inclinado,
va resbalando al mar.
Se ha desprendido un trozo de cielo constelado.
Clavos de oro en tierra lo quieren sujetar,
pero no lo consiguen; poco a poco, inclinado,
va resbalando al mar.
Pasan los años y Gabriela Mistral, desde la embajada de Chile en Portugal, celebra la designación de Díez-Canedo como embajador en Uruguay y expresa su ilusión de que un giro de las circunstancias pudiera llevar a la familia con el mismo encargo, pero a Lisboa, junto a ella. Dedica su célebre poema Pan, parte de Materias —poema en el que, por cierto,descansa en gran medida el hermoso texto “El pan, la sal y la piedra”, que escribe Octavio Paz en 1988 para celebrar el centenario del nacimiento de la poeta—, a Teresa y Enrique Díez-Canedo, por la alusión del poema a viejas y distantes amistades. Pasan los años y desde Niteroi, en Brasil, Gabriela Mistral, quien ya ha sufrido el golpe del suicidio de su entrañable sobrino Yin Yin, destina parte de sus regalías a reponer las muy exiguas arcas de la familia Díez-Canedo —ya para entonces en el exilio en México—, por el gasto del pasaje de Lisboa a México de mi padre, a quien Gabriela conoció de niño, que había escapado de Madrid y aguardado en Lisboa a que mis abuelos reunieran el dinero necesario para el viaje.
1 comentario:
Querida Tere que buenop que compartes este discurso de Joaquín, señor vertical e íntegro, con el que tengo el honor de trabajar en el FCE. Un beso
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