LES CUENTO que me pasé las dos semanas de vacaciones en Yautepec. Allí poseo una casa siempre en reparación y un hermoso jardín que me hace sumamente feliz. Me encanta poderme relajar con mis libros y revistas, gozar de un clima espectacular y, luego de tratar de negociar con los vecinos un volumen casi tolerable en sus altavoces, poder oír mi música.
Entre Tepoztlán y Cocoyoc y antaño considerado vergel de México, Yautepec fue en su tiempo capital del Estado de Morelos y hoy es una ciudad-pueblo bastante venida a menos. Como muchos otros pueblos del país y a pesar de ser cabecera municipal, el lugar acusa los males del subdesarrollo rampante de una buena cantidad de municipios de México. ¿Caciques? Todos. Pobre de ti si te enemistas con el comisariado ejidal, cualquiera de los burócratas locales, el plomero, el que maneja al plomero, el electricista, el herrero y el carpintero, o con alguno de los vecinos. Hay que andar con pies de plomo y, a lo largo de 30 años, ahí me la he ido llevando. Hace muchísimo tiempo –debe haber sido alrededor de 1983 fecha en que trabajaba en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE) hoy convertida en dos Secretarías, la de Medio Ambiente y la de Desarrollo Social- pretendí hacer algo por el pueblo, tratando de apoyar al saneamiento del río. Faustino, el muchacho que cuidaba la casa me comentó un día que había que hacer algo con esos muchachos malosos que jugaban al fútbol del otro lado del río nada menos que con una cabeza. El “esférico” procedía del hospital cercano que tenía a bien tirar todos sus desechos al río Yautepec. Cosa más macabra no podía haberme dicho y, la verdad, el relato me pareció tan inverosímil que no le di mucho crédito. A la semana siguiente me tenía fotografías. Con ellas en mano acudí a la Secretaría de Salud y logramos que pusieran una planta de tratamiento de desechos en el hospital mencionado. (Hoy la tal planta no existe merced a una avenida del río. Me dice una vecina que no se ha hecho algo al respecto.)Después, con los jóvenes de Instituto de Ecología de SEDUE, me propuse platicar con las autoridades municipales. En la casa reuní a varios integrantes de la presidencia municipal para ver qué se podía hacer al respecto. Se apareció también por ahí el Comisario Ejidal machete en mano y mal encarado. ¿Qué se pretendía hacer? De acuerdo con este personaje, los vecinos que colindaban con el río no teníamos vela en el entierro ni podíamos utilizar el agua del aquífero porque pertenecía única y exclusivamente a los ejidatarios. No hubo manera de hacerles entender que no se pretendía la limpieza del río en beneficio propio sino de todos los habitantes del municipio. Razones aviesas debíamos tener los de las fincas. En esas estábamos cuando, de repente, la madre de Faustino hizo su aparición con un zanate negro y tieso entre las manos cual maléfica bruja. Ya se podrán imaginar en lo que acabó la malhadada reunión. (Todo era como película de terror de los 60s sin el Santo y las Mujeres Vampiro.)Pensé que con todo aquello había aprendido a no inmiscuirme en los asuntos municipales, pero no. Como la situación es cada vez peor, volví a insistir con los vecinos: el estío estaba próximo. La contaminación es particularmente notoria en este momento y la salud de nuestras familias corre peligro. Ya se tienen noticias de varias muertes por dengue y tifoidea. El olor fétido que respiramos y las nubes de moscos que ya padecemos son inadmisibles. No se fumiga y las obras del río se han interrumpido. Debíamos reunirnos con el Presidente Municipal, Dr. Francisco Javier Gaspar Casteleón para tratar de hacer algo.El municipio ya había iniciado obras que benefician a la comunidad, de manera que pensé acercarme a las autoridades vía mi antiguo amigo Graco Ramírez –ya se sabe que siempre hay que tener un amigo poderoso a quien los burócratas le hagan caso para seguir con las obras requeridas. Sin duda la intervención del Senador Ramírez haría que Doctor Gaspar Casteleón nos mirara con buenos ojos.
Más equivocada no podría estar. Gracias a Graco que me visitó con el Dr. Gaspar hace un par de meses, el Presidente Municipal convino en reunirse con los vecinos del Barrio de San Juan en dos semanas. Esperamos en vano. Nueva cita y nuevo plantón. Estando todos los vecinos de acuerdo en la urgencia del caso y en la necesidad de que las autoridades municipales, estatales y federales atendieran este grave problema de salud ambiental, plateamos en una carta la necesidad de efectuar la limpieza y descontaminación de la zona; eliminar el flujo de desechos de los drenajes que van directamente al río o en su defecto realizar a la brevedad el encasquillado en concreto al río a fin de que dichos drenajes estén protegidos; continuar la reconstrucción del drenaje en las dos orillas del río; y fumigar durante el estiaje Atacar el lirio acuático.¿Alguien nos hará caso?
5 comentarios:
Bienvenida, Tere.
Uf. Increíble. No tengo nada qué decir excepto que espero que se arregle el problema.
Tere
Bienvenida a la blogósfera (¿existirá este terminajo?)
Llegué aquí por el blog de Pedro Miguel.
Para mí, esto de bloquear a veces es como un vicio, otras como una carga... y me gusta, aunque haya días en no sepa ni que postear.
Saludos
Caramba, Tere, qué historia. Eso de la cabeza es realmente espeluznante. Yo sabía que se meten goles "de cabecita", pero no "con una cabecita"...
Felicidades por tu blog y que dure años.
¿Te asomarás al mío? Está en www.letraslibres.com
Un beso,
GS
Mi Tere preciosa:
Con tu relato, sigo constatando que Italia y México tienen muchas cosas en común... Has escuchado lo que esta pasando acá con la mozzarella de bufala? La cantidad de basura regada en Napoles ha contaminado mi queso preferido, "purtroppo" y es un asunto MUY serio.
Muchas felicidades por tu blog y como dicen por acá:
"In bocca lupo".
Besitos
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