En este mundo traidor en que nada es verdad ni es mentira, si no eres uno de los 5 "best sellers" del país, a las pocas semanas de haber publicado un libro con gran esfuerzo -no sólo por el tiempo invertido en su elaboración, sino por el dedicado a la visita de las siete casas, esto es, los posibles editores interesados en publicarlo-, el volumen desaparece de las escasas librerías de la ciudad. Por ello me sorprende el interés suscitado por Transición - Envejecer no es para cobardes, que la Editorial Norma me publicó a mediados del año pasado. Con esto no quiero decir que se hayan vendido grandes cantidades de libros pues no es el caso. Lo que sucede es que de varias partes me han solicitado que lo comente -caso, por ejemplo, de la operadora de fondos de inversión Skandia, la Fundación Bringas, un grupo interesado en organizar talleres para personas en etapa previa la jubilación, el Congreso Nacional de la Asociación Mexicana de Gerontología y Geriatria A. C. que se realizará en Tlaxcala el próximo miércoles, y una nueva presentación que se realizará en el Club de Industriales de la Ciudad de México el próximo 11 de septiembre.
El libro lo fui escribiendo a lo largo de 6 o 7 años, conforme iba notando diversos síntomas o consecuencias del paso de los años tanto en mi misma como en mis amigos. Me referí a las señales físicas de deterioro, de los temores referentes a nuestra futura salud, carencia de trabajo, y las señales ominosas de nuestra soledad por venir. A la vez, fui documentándome sobre el tema y leyendo a autores que comentan su propio acercamiento o llegada a la vejez. Saltaban a la vista siempre los números. El número de personas mayores de 65 años en el mundo, el número de personas mayores de 65 años en los países más avanzados y en los menos desarrollados, el aumento en el número de centenarios, la grave situación de los sistemas de pensiones en todo el mundo, etc. Como no podía quedarme sólo en el terror, y sintiéndme aún como avión, tenía que entrarle al espantoso tema del self help book o libro de auto-ayuda que me choca. No hay de otra: si queremos seguir sintiéndonos como avión, activos, interesados y productivos hay que seguir ciertas reglas ineludibles y a eso dedico la última parte del documento.
Si bien sigo muchos de mis propios consejos, en otros tantos me hago pato. Imposible ser perfecta, pero de que sé lo que debo hacer no tengo duda.
No obstante lo anterior, y del hecho de que he podido seguir hablando del tema durante más de un año, algo me sigue preocupando: lo que apunto no llega a quien debería de llegar, esto es, a los más jóvenes. Si hablo con las personas de la residencia, hablamos de lo mismo, ya pasamos lo que teníamos que pasar y ni no hay forma de prevenir lo que ya no se previno. Si hablo con aquellos dedicados a la geriatría seguramente se dedicarán a curar las enfermedades de aquellos bien adentrados en la vejez. Pero, ¿quién le va a decir al joven de 40 años que debe empezar a ahorrar para su jubilación pues podría superar las treinta décadas? ¿Quién le dirá que coma mejor, haga ejercicio, y se atienda en cuanto sienta algún trastorno físico?
A los mayores no nos quieren oir hasta que no es demasiado tarde.
1 comentario:
Ando buscando el libro de Transición de Tere Márquez y no encuentro dónde comprarlo. ¿Me pueden orientar al respecto por favor?
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