Anoche, en la Embajada de España en México, tuve la oportunidad de asistir a la entrega de un documento de reparación de la figura de Lluís Companys a su nieta, María Luisa Gally por Ministro de Justicia de España, Francisco Caamaño.
Si bien resulta un tanto absurdo que a los 69 años de condenar a muerte y ejecutar al presidente catalán se pretenda reparar "el daño, el honor y la dignidad" de Companys, único presidente europeo elegido democráticamente fusilado por el fascismo, no cabe duda que fue un episodio emotivo en el que los ahí presentes sentimos que eso de la Memoria Histórica de la que hace alarde el gobierno español, tiene un resultado tangible, pese a que aquel acto es imposible de reparar.
P.D. Trinidad Martínez Tarragó me recuerda que, antes de enfrentarse al paredón, Companys se quitó los zapatos para sentir por última vez el suelo español.
1 comentario:
NA.TRESA, LO QUE CUENTAS, DE CONPANYS, ES TERRIBLE, PERO UN ESPAÑOL, NO PIERDE SU ORGULLO, NI DIGNIDAD , AUN, A LA HORA DE MORIR
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