En Ellora todo el mundo se quería fotografiar con Elena. Gentilmente, la susodicha accedió y las fotos se multiplicaban ante una familia que hacía lo propio incorporando a nuevos miembros según veían mi cámara apuntándolos.
A diferencia de Ajanta, en Ellora no hay que trepar si no quieres o no puedes que es mi caso. Dice mi guía que Ellora empieza donde Ajanta termina así que las 34 que hay son menos antiguas pero ya tienen sus buenos 19 siglos y sólo las primeras 12 son budistas que ya empezaba a alejarse de la India y las menos antiguas -entre el 800 y el 1000 D.C. son las hinduistas y las de Jaina.
Aquí lo impactante es el lugar y las esculturas
Llama la atención en ambos sitios la cantidad de turistas nacionales que acuden aunque me entero de que se consideran lugares sagrados.
También tuvimos nuestro primer encuentro con los changos que seguiríamos viendo hasta nuestro regreso a Delhi.
Para terminar con esta visita fantástica a Ajanta y Ellora, Elena y yo tomamos la mejor decisión: íbamos a pedir un guía en español. El inglés hinduista no se nos da para nada. Yo suspiraba por mi hermano Javier que es capaz hasta de imitarlos, pero nosotros nos perdimos la mitad o las tres cuartas partes de lo que nos decía. Lo malo fue que los demás guías que tuvimos fueron como los de Teotihuacán, es decir, se habían aprendido unos cuantos párrafos pero no tenían ni idea de cuántos habitantes tenía la India, por decir algo.
2 comentarios:
Hola Tere!
Que enorme gusto que esta experiencia de antología quede registrada y mil gracias por compartirla!
Sin duda nos Tomás de la mano para acompañarlas en un viaje que hicimos con el corazón y hoy se enriquece muchísimo!
Un besito
Alicia
Tía Tere, no es por presionar, pero ¿no habría chance que nos contaras más seguido?
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