Como me salgo de mi relato sobre India, me temo que también tengo que hablar sobre Sarita Montiel.
Y ya que estoy de name dropper la conocí cuando aún había hermosos laureles en la plaza de Cuernavaca con Alfonso Reyes. ¿Por qué con Alfonso Reyes? Porque desde pequeña (yo) solíamos visitar a mi abuelo cuando se reunía con Reyes en el Hotel Marik para conversar como seguramente habían hecho cuando se conocieron entre 1914 y 1924 en España y más tarde de embajadores en Sud América.
Bien sabido es que Reyes era muy ojo alegre y que ella era espectacular. El día que yo recuerdo llevaba un traje sastre amarillo muy apretado, como se usaba entonces y a Alfonso le brillaban los ojos.
Cuando le conté la historia a Cendejas me dijo que se le había ocurrido presentarle a Sarita a Carlos Fuentes, joven y bello, pensando que Alfonso Reyes era viejísimo para ella. Cierto pero, un tiempo después, ella le había confesado que desde luego Fuentes era joven y bello pero que Reyes era mucho más interesante.
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