martes, 17 de marzo de 2009

¿ESTAREMOS CIEGOS?

De repente, uno de los pocos referentes felices del periférico horizonte de esta ciudad desangelada desaparece. Sí: de los 100 metros de alto de la vieja chimenea de la cementera Tolteca envuelta voluptuosamente en cobre por Gabriel Macotela, la Mujer chimenea, homenaje a Efraín Huerta asoma apenas su mínima expresión rodeada de un horrible multifamiliar gris (¿unos 15 metros?) gracias al deseo aparentemente avasallante de convertir esta antigüa "ciudad de los palacios", "región más transparente" o lo que se quiera, en la ciudad más sucia, fea e inhabitable del mundo y sus alrededores.
Pensada para resistir terremotos y huracanes, los promotores no contaron con la astucia de los hábiles delegados del Distrito Federal ni respetaron el ideal del artista.
Parece mentira que, en el momento de su inauguración, este gran artista plástico haya pensado que, con la chimenea-mujer-escultura, rendía tributo a la mujer y a la ciudad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Dónde andas, querida Tere? Nostienes abandonados en el blog...