VAYA desilusión la que vivieron los alumnos de una secundaria pública. Sin decirles agua va, recibieron una lección en vivo de lo que es la corrupción.
RESULTA que, advertidos de que tendrían una prueba escolar internacional, oséase, la prueba PISA, no faltaron aquellos que se pusieron a estudiar.
NOMÁS que, oh sorpresa, el día del examen llegaron los profesores-evaluadores externos, entregaron los exámenes y, con ellos... ¡las respuestas!
¿Estará en juevo nuestra membresía en la OCDE?
1 comentario:
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La transa
Carlos Ornelas
01-Abr-2009
Tal vez Josefina Vázquez Mota no era la mejor opción para la SEP (quizá nadie del PAN); sus antecedentes y ambiciones apuntaban para Gobernación. Pero el Presidente la puso allí y no previó la presión de Gordillo.
En la conferencia anual de la Sociedad de Educación Comparada e Internacional, celebrada la semana anterior en Charleston, Carolina del Sur, Romualdo López Zárate, en nombre del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, mostró el enojo de ese consejo por la firma de la Alianza por la Calidad de la Educación. Afirmó que la ACE constituye la abdicación del gobierno federal a conducir la educación básica. Abdicar es un verbo de connotaciones fuertes, y me parece correcto. Pero si con la ACE ya hubo abdicación, ¿cómo calificar los hechos de la semana pasada? El gobierno de Felipe Calderón va más allá de entregar la educación a los dirigentes del SNTE.
El 26 de marzo, la Secretaría de Gobernación anunció que el gobierno otorgaba un incremento de salario global de 6.8% a los maestros, además de 12% a la mayoría de los docentes de la Zona Económica 2 (por lo que en la jerga del sector educativo se conoce como rezonificación). Además, este año se abrirán cerca de 30 mil plazas nuevas (contra ocho mil y pico del año pasado), cuando en 2007 hubo un desvío de mil 690 millones de pesos para comisionados sindicales (ver el reportaje de Lilian Hernández, Excélsior, 30 de marzo de 2009). Un incremento generoso en todo sentido. Es difícil concebir que se requiera esa cantidad de plazas nuevas cuando hay casi 120 mil maestros comisionados.
Eso es grave, lo mismo, que el anuncio se haya hecho en Gobernación y no en la SEP. Acaso el Presidente prepara el terreno para conceder a su aliada, Elba Esther Gordillo, la cabeza de la secretaria de Educación Pública. Eso ya no sólo es abdicación, sino una transa en la que pierden el Estado y la sociedad; los únicos que ganan son los miembros de la camarilla que se apoderó del SNTE y de la Subsecretaría de Educación Básica. Para nadie es un secreto que la señora Gordillo quiere a Josefina Vázquez Mota fuera de la SEP; la secretaria es el freno único a la ambición sin medida de la dirigente sindical.
Parece que la estrategia que elaboraron los dirigentes sindicales les está funcionando, gracias a la munificencia del Presidente. Ellos querían colocar a la secretaria como el jamón del sándwich y, a juzgar por los símbolos que se manejan en estos días, lo están logrando. Elba Esther Gordillo acuerda con el Presidente y su yerno presiona desde adentro de la SEP. Este año, el SNTE dirigió su pliego de peticiones a Calderón, no a la jefa de esa secretaría, como era la tradición, y la respuesta la da el titular de Gobernación (además, dos meses antes de la fecha habitual). Eso acrecienta los rumores de que el Presidente prepara la salida de Vázquez Mota de la SEP. ¡Y vaya que son intensos esos bisbiseos!
Una de esas murmuraciones señala que Vázquez Mota se cansó de batallar con el SNTE y de los insultos que le prescriben sus dirigentes. Por eso quiere ir a la Cámara de Diputados y ser la coordinadora de la bancada. No se puede descartar esa conjetura, pero no me la creo. Ella ha puesto energía inusitada para colocar la “agenda educativa” (como le llama a su proyecto) en los medios y en la prensa, se tomó en serio las apuestas de la ACE, tendió puentes con gobernadores y el sector privado, en fin, muestra una firme vocación de poder. La SEP le sienta bien, según parece, a pesar de las majaderías que le dirigen sus adversarios.
Me parece más creíble la hipótesis alterna. El presidente Calderón quiere mantener a cualquier precio su pacto político con la dirigente sindical. Tal vez sacrificar a JVM no le parezca mal, ella no es de su círculo cercano, tiene carrera propia y, para el malestar presidencial, es de las pocas figuras del PAN que aparece en las encuestas, sólo después de Santiago Creel, otro desapegado del Presidente.
Tal vez JVM no era la mejor opción para la SEP (quizá nadie del PAN); sus antecedentes y ambiciones apuntaban para Gobernación. Pero el Presidente la puso allí y no previó la presión de Gordillo. Hoy enfrenta el dilema. Si confirma a Vázquez Mota, su arreglo electoral con el Panal se puede venir abajo, con todo y las canonjías que le concede al SNTE. Y, si la inmola, sabremos que le entrega la educación a la señora Gordillo, aunque después él quiera lavarse la cara diciendo que Vázquez Mota renunció.
¡Qué mal anda este país! Muchos interpretamos que la candidez de Vicente Fox hizo crecer a Gordillo y pensamos que un político profesional como Calderón no se dejaría engañar, que le pondría límites a ese poder. Pero nos equivocamos. No le opone barreras al SNTE, le ofrece incentivos (a costa del erario, como en los tiempos del PRI), con la esperanza de que le salve las elecciones. Si el Presidente despide a Vázquez Mota para satisfacer afanes mezquinos nada salvará a la educación de su debacle. Si lo hace, no será por ignorancia y, aunque coloque allí al mejor de sus amigos, la medida creará efectos perversos.
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