En el New York Times de hoy se lee que la antigua Babilonia, la de los jardines colgantes, aquella donde murió Alejandro, vuelve a visitarse por turistas.
Resulta que Saddam Hussein realizó una reconstrucción del sitio como Alá le dio a entender, que jamás respetó los dictados de la arqueología.
En tiempos de Saddam, era difícil que los arqueólogos dijeran algo. No así cuando las tropas estadounidenses y polacas convirtieron al sitio en su base de operaciones entre 2003 y 2004. Expertos del Museo Británico -el mismísimo que guarda los mármoles del Partenón- dieron el grito de alarma y vino el repudio internacional. Maryam Musa, Directora del Sitio donde ha trabajado desde hace 30 años, considera que los daños sufridos son irreparables y no se atreve a decir si fue peor lo que hicieron los americanos o las locuras de Hussein.
Al leer el artículo, no puedo menos que recordar mi visita al Museo de Pérgamo de Berlín.
La entrada al museo lleva al Altar de Zeus, que no es poca cosa. Pero, si luego de embelesarnos con la perfección griega seguimos hacia la puerta de la derecha, nos encontramos con algo que, al menos a mí, me cortó el aliento: la puerta de Ishtar de Babilonia . . .
. . . y, entrando por ellas, la calzada de leones.
¿Estarán mejor en Berlín que en Irak? ¿Podemos decir que los mármoles del Partenón se habrían perdido ante el arsenal de los turcos, si Lord Elgin no se los hubiera llevado a Londres? Europea o azteca, ¿qué decir de la calavera de cristal de roca que se encuentra en un rincón del Museo Británico?
1 comentario:
Leí el 1° y 2° capitulo del libro de Daniel, en La Biblia. Sino fuera porque hay evidencias arqueológicas, dificilmente me podría imaginar y creer la grandeza del imperio, la grandeza del rey Nabucodonosor que declara el sabio (y apenas un muchacho) Daniel llamado Beltasar.
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