domingo, 31 de mayo de 2009

ENCUESTA TELEFÓNICA

El viernes por la noche, una voz amable me solicita 2 minutos para una encuesta telefónica. Después de mi sí, la voz me pregunta si conozco a los postulados en la elección del próximo 2 de julio por mi distrito y la Delegación Álvaro Obregón a la que pertenezco. Al responder que no tengo la más remota idea, pienso que es la primera vez que me sucede esto, siendo representante de la primera generación de mujeres que pudo votar, esto es, hace la friolera de 54 años.
Vivo en la Álvaro Obregón desde el 52 y en Tizapán desde hace 20 años. Era una colonia que iba para mejor. Pueblerina, con su mercado, tortillería, carnicería, zapatero, iglesias católica y protestante, los vecinos nos conocíamos y hacíamos posadas cerrando la calle. Había limplieza y aún no empezaban a manifestarse los grafitti en todo su esplendor.
Hace unas semanas observaba la penosa circulación por la mitad de la calle de un hombre con una silla de ruedas en este lugar sin banquetas; la semana pasada documenté las intenciones -seguramente ya sanccionadas- de construir un edificio de departamentos en una de sus más estrechas calles, siempre con coches estacionados en ambos lados y creo que la única y tortuosa salida que tenemos para integrarnos al eje vial de Rio Magdalena.

De repente, se abrió la puerta y pude ver el enorme hoyo cavado para los cimientos del edificio. ¿Cuánta gente más puede soportar la colonia? ¿Cuánta agua y luz se consumirán? ¿Cómo cirularán los camiones del gas y la basura? ¿Dónde se estacionarán? ¿Por qué siguen dándose permisos para construir edificios en este tipo de colonias?

¿POR QUÉ NO CONOZCO EL NOMBRE DE QUIENES ASPIRAN REPRESENTARNOS EN LOS ÓRGANOS LEGISLATIVOS DEL PAÍS Y LA CIUDAD?

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